miércoles, 3 de marzo de 2010
El techo del mundo
Un anciano peregrino recorría su camino hacia las montañas del Himalaya en el mes más crudo del invierno.
De pronto, se puso a llover.
Un posadero le pregunto:
“¿Como has conseguido llegar hasta aquí con este tiempo de perros, buen hombre?”
Y el anciano respondió alegremente: “Mi corazón llego primero, y el resto de mí le ha sido fácil seguirle”
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8 comentarios:
El motor siempre está en el interior... Aunque nos quieran convencer de lo contrario... ¿Nos vamos a dejar engañar? La primera vez la culpa la tiene él, la segunda ya se mi responsabilidad...
este relato demuestra que siempre que nos guiemos por lo que nos dice nuestro corazon alla iremos y lo que es imposible para otros,para nosotros sera camino ya sembrado de buena cosecha.
un fuerte abrazo maria jose!!!!!!!
Sigamos los dictados de nuestro corazón! la intención precede al deseo, por más que deseemos algo, si no es bien intencionado, no llegamos ni a las montañas del Himalaya, ni al primer peldaño de la escalera.
Abrazos M.José, te estábamos extrañando.
Allá donde el corazón nos lleve, se encuentra lo mejor para nosotros. En ese camino, nos sentiremos a salvo de peligros.
Besos María José
"Donde el corazón me lleve. A lo alto, a lo largo y a lo ancho, como pueda de su mano yo me agarro. Con lo justo, con lo puesto y sin pensarlo yo lo sigo a todas partes donde vaya. Nada puede separarnos."
Besos, pequeña.
los dictados del corazón ,muy buen relato amiga,cariños
Gracias por tu visita.
Gracias por tu entrada tan sentida y humana.
Gracias paisana, de Murcia me gusta todo, hasta el zarangollo.Un abrazo
Los caminos del corazón.
Qué gran verdad.
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