Nunca observamos atentamente la calidad de un árbol; nunca lo tocamos para sentir su solidez, la rugosidad de su corteza, para escuchar el sonido que le es propio.
No es el sonido que produce el viento en las hojas, ni la brisa de la mañana que las hace susurrar sino un sonido propio, el sonido del tronco, y el sonido silencioso de las raices.
Hay que ser sumamente sensible para captar ese sonido.
No es el ruido del mundo, la verborrea del pensamiento, ni el ruido de las disputas humanas y de las guerras, sino es el sonido de todas las sonrisas de nuestros corazones, el sonido propio del Universo.
domingo, 24 de octubre de 2010
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19 comentarios:
Hoy llueve mucho sobre los árboles que tengo cerca, pero te prometo que en cuanto escampe un poquito probaré a abrazar un árbol y sentir sus sonidos.
Un abrazo Mariajo.
Y hasta que no has abrazado un árbol de verdad, sin llevar puesta la coraza de la vida, predispuesta a fundirte, no puedes entender la vida que desprende a borbotones.
Un sonido que me encanta es el de las olas del mar, siempre trae todo tipo de emociones, los sonidos del silencio, abrazar el árbol, contemplar y consentir las flores, sucumbir al trino de los pájaros, la brisa que cambia su melodía con intensidad y fuerza según la época del año, muy chevere la reflexión.
Un Besito Marino
Qué hermoso sonido y que bella imagen.
Precioso Mariajo.
Un besazo.
me encantaron tus letras-sonidos, tenemos que recuperar la capacidad de asombro para poder escuchar los sonidos de los árboles, de las sonrisas y del universo. Muy AGRADABLE TU VISIÓN DEL MUNDO. BESOS
A veces me abrazo de un árbol a contarle mis locuras y cuantas veces me responde ""ya lo sé querido andrés" Por eso alguna veces dicen que estoy loco,¡Que sabrá el mundo!
Un beso
Hola María José, qué bello lo que escribiste, tenés una sensibilidad especial en relación a la naturaleza.
Un fuerte abrazo!
Bonitas palabras y buen sonido el de los arboles...
Saludos
bonito post; es cierto qué pocas veces sentimos de verdad la Naturaleza, con nuestros cinco sentidos podemos abarcarlo todo, pero algunas veces qué lejanos y fríos podemos ser, necesitamos esa fusión con ella y no lo vemos.
un abrazo grande
Que bonito lo que has escrito, disfruto mucho de contemplar los árboles pero no me he detenido a esucharlos, probaré!
Besitos,
Suelo abrazar los árboles, incluso besarlos.
Sus sonidos ancestrales me acompañan siempre.
Gracias M.José.
Abrazos.
Amiga, a mi me encanta sentarme bajo un árbol y escuchar el aire a través de sus hojas, casi puedes sentir que te habla.
Me gustó mucho esta entrada.
Un besote.
Nunca vivimos!
A veces me he vendado los ojos y me he sentado en medio del campo a escuchar. Es una sensación fascinante! Nos perdemos muchas cosas por el ruido del ajetreo en el que vivimos.
hay algo maravilloso en esa capacidad de escuchar a los arboles...
no todo el mundo es capaz de oirlos..
hermoso post...
un abrazo
En mi adoloscencia he tenido algunos árboles amigos, me consolaba abrazándome fuerte...
¿me oirían? no lo se,
tampoco si les oía yo,
el sonido del universo...
Escucharé con más intensidad,
¡debe ser tan gratificante!.
Besos miles.
El sonido de la naturaleza es el más maravilloso... que mejor que el ambiente campestre.
Un abrazo.
Has danzado al ritmo del corazón de la naturaleza, has sentido como Ella te llenaba enormemente tu ser aún estando Tu sóla contemplándolos?Has sentido como formábais parte de un Todo? Fue increíble, verdad?
Te mando sonidos acuáticos desde Galicia! ;)
Un reconocimiento, o distinción o deseo tienes en mi blog!
Un Besito Marino
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