El CIRCO DE LA LUNA

El circo de la luna no era prestigioso ni viajaba por el mundo.
De hecho, su existencia era conocida por unos pocos.
El espectáculo comenzaba con la luna creciente.
Las ranas cantoras abrían la función, mientras que los sapos hacían acrobacias entre las ramas caídas y los juncos.
Los murciélagos en bandadas rasantes cubrían la noche de un negro aterciopelado.
La pantera, esa solitaria empedernida, asomaba su mirada desde los rincones más insólitos.
Cuando la luna estaba llena, miles de ojos, asomaban con todos los colores imaginables.
La danza comenzaba entre las hojas de los árboles en un caprichoso equilibrio.
Mas tarde, con el menguante, jugaban a desaparecer, entrado en escena las luciérnagas con su fuego verde desde el abdomen.
Los macacos hacían indescriptibles saltos mortales usando las lianas.
Las arañas hacían una red distinta cada noche.
Entonces la tribu celebraba el milagro de la luna nueva.
El circo desapareció el día que talaron la selva y el humo de las fábricas robó la luna.

M.J