jueves, 6 de mayo de 2010

DOMESTICAR EL TIEMPO





Como todas las cosas elementales, muy al principio el tiempo se hallaba en estado silvestre; libre transcurriendo impetuosamente y devorando todo cuanto había en el universo: piedras y agua, plantas y animales, soles y lunas.
En un parpadeo el tiempo se trago eras geológicas, glaciaciones con la natural simpleza de las fuerzas naturales no racionales.
El tiempo levanto culturas y civilizaciones, ciudades e imperios, cuentos y leyendas.
Pero sucesivamente el hombre empezó a precuparse por el devenir de los días y las noches que lo conducían a su desaparición.
Para someter a dicha criatura, se comenzó por venerarla y consagrarla en amplios altares cuyos guardianes eran los sacerdotes convirtiéndolo en una deidad que se envolvía en misteriosos ciclos y libros sagrados.
Pero esa deidad no conocía piedad alguna y su sed continúo inexorable paso a paso.
El culto del tiempo se transformo en rebeliones siendo los propios hombres destructores del propio tiempo saqueando y profanando símbolos, altares, templos. Tras fallidos intentos el hombre anhelaba un pacto con el tiempo surgiendo nuevas tentativas para someterlo cada vez más audaces o temerarias. Con refinadas fantasías pretendió enfrentar los embates irreversibles del tiempo en un desesperado gesto romántico; en realidad se convirtió en una obsesión devoradora.
Algunos intentaron sitiarlo se impuso una rigurosa medición y a cada fragmento se le puso un nombre.
El hombre se lanzo a la conquista minuciosa de dicho avatar.
Fue ahí como ocurrió la invención del reloj, sofistificacíon del afán humano por controlar el tiempo.
Desde el reloj de sol, al reloj atómico hallándose en la cúspide del progreso.
Se descubrió que el paso del tiempo no es inquebrantable ciertos fenómenos como el movimiento lo distorsionan.
No es una voluntad inexorable como el humano, sino una sustancia flácida y maleable que el hombre puede jugar y modelar a su conveniencia.
Sin embargo, la lucha con el tiempo sigue.
En cualquier lugar del mundo hombres y mujeres, reloj en mano, custodiando su tiempo domestico, en vano porque como dijo algún poeta en esencia somos criaturas de nuestro tiempo.
Bailemos ,dancemos,sonriamos con el tiempo, y olvidemos el reloj por algún tiempo.
M.J

10 comentarios:

Sony dijo...

lamentablemente vivimos siempre con los minutos contados y dejamos de lado muchas cosas que nos harian disfrutar mucho mas de la vida.
es hora de darnos mas tiempo para nosotros y para las personas que amamos,es tiempo de empezar a disfrutar de esta vida que es mas corta de lo que imaginamos.

un fuerte abrazo maria jose y feliz semana amiga!!!!!

esperanza dijo...

Hacer eternidad el tiempo...
Maravillosas coincidencias que enlazan hoy tu entrada con la de Filo y Adriana.
He sentido un escalofrío, al percatarme de que se cierra un círculo en la red.
Un abrazo para acompañar tu sonrisa.

karulkalara dijo...

Tic, tac, tic, tac, tic, tac...
Pero lo que nunca hay que olvidar es que el traqueteo del segundero solo está en la cabeza de cada cual...

Adriana Alba dijo...

Reloj no marques las horas, reloj detén tu camino....
Es inevitable que el tiempo transcurra, pero tenemos la opción de pasarlo lo mejor que podamos mientras tanto!!!

Abrazos M.J

Tita la mas bonita dijo...

Vivimos en un tiempo exquisitamente independiente de la ciencia y la tecnología, en la cual difícilmente cualquiera sabe algo acerca de alterar el tiempo, el tiempo nos pasa solamente una vez, hay que aprovecharlo, disfrutar su existencia, si hay una buena acción, el tiempo no se habrá perdido. Un besito marino!

Loli Martinez dijo...

Felicidades por tu relato y reflexión ,tenemos que vivir el instante llenándolo de sueños que nos hagan sentir .
Un besito .

Miriam dijo...

Tanta razón tienes!!! Yo lo comprendí desde que sin pensar en el tiempo seguí y seguí detrás de mi sueño hasta conseguirlo. Y ahora que es una realidad, cuando estoy en el lugar que elegí, no hay tiempo, no hay reloj, todo fluye como debe hacerlo naturalmente.
Bella entrada.
Besos

Ana Gracia dijo...

QUERIDA MARÍA JOSÉ, me quedo con las últimas palabras, ¡disfrutar cada momento y olvidarnos del reloj!
Un fuerte abrazo!!!

Ana Gracia dijo...

María José, regresé para decirte que tenés un regalo en mi blog.
ABRAZO!

Dejame que te cuente dijo...

es que...
tienes razon...
pero lo malo de todo esto es que aunke nos olvidemos del tiempo y el reloj...
el no se olvida de nosotros...
y nos lo demuestran dia tras dia todos los espejos....


me encantó tu poast..
un abrazo...